miércoles, 10 de junio de 2009

Soy una macarra, soy una hortera...

Buenasssss... Hace más de medio año que no entro por aquí. La verdad es que eso demuestra mi escaso amor por la moda. Ojalá se pongan pronto de moda los pijamitas para ir al trabajo.
Decía que soy una macarra y una hortera, como aquella vieja canción de Los Ilegales. Y por eso quiero hacer un homenaje a uno de mis looks favoritos (tampoco puedo ir al trabajo así). Es cómodo, negro, maqui y gusta a casi todo el mundo; me permite llevar el pelo suelto o recogido en coletis, me puedo poner botas incluso en verano, y admite esqueletillos y cosas tétricas a discreción, si es que te gustan, sin que parezcas un gótico. Puedo ser todo lo sesentera, setentera u ochentera que quiera, puedo taparme más o menos, puedo llevar cuero a tutiplén sin parecer una dominatrix, puedo ir sin maquillaje, en suma, es lo mejor que hay. Lástima que los complementos moteros no valgan para todos los días. De momento, me he mercado un bolso cartera de Harley Davidson, regalo de mi marido, con una calaveraca que hizo que a la gente del insti se le salieran los ojos de las cuencas cuando la vieron, entre otras cosas, porque el día que la estrené iba con una camisita blanca e inofensiva. Próximo regalo: botas de la misma marca. Valen carillas, pero me pienso comprar un modelo que me valga para llevar con los vaqueros y así poder llevarlas a todos lados. Así vamos amortizando.

Y por último, mi gran descubrimiento en cuanto a icono de la moda: Lisbeth Salander, en el pellejo de la sueco-pacense Noomi Rapace. Comodísimo.